martes, 26 de agosto de 2008

Batman y las manos sucias




Un interesante post en el blog del sociólogo peruano Martín Tanaka plantea ver al Batman de El Caballero Oscuro como paramilitar.

Batman, según esta interpretación, se vale de métodos ilegales (la interceptación de las comunicaciones, la tortura, el secuestro) para combatir el “terrorismo” del Joker. Una vez resuelto el problema, sin embargo, es perseguido como delincuente, aunque en realidad se trate de un verdadero héroe: aquel que sacrifica su buen nombre por el bienestar de los demás.

La película de Nolan justificaría, según esta interpretación, el comportamiento paramilitar y, en última instancia, las medidas de seguridad de la administración Bush.

Al respecto, ya Spencer Ackerman ha sostenido en un artículo publicado en The Washington Independent que El Caballero Oscuro refleja la política del vicepresidente norteamericano Dick Cheney, y que parece inspirado en la moral de las “manos sucias” tal como es enunciada por el filósofo Michael Walzer, según la cual, en una disyuntiva en la que solo se puede recurrir a métodos inmorales para evitar un mal mayor, debe optarse por esos métodos, pero a condición de que una vez finalizado el estado de emergencia quien los haya empleado se someta a la censura pública. “Si el héroe vive demasiado, se convierte en villano”, reza una de las frases clave del film de Nolan, aparentemente en armonía con el pensamiento de Walzer.

Lo que resulta de este razonamiento, sin embargo, es que el villano que violó derechos humanos (mediante la tortura, el secuestro, la interceptación de las comunicaciones e incluso los asesinatos selectivos) puede ser considerado un héroe desde una “objetiva” perspectiva histórica no regida por lo “políticamente correcto”.

En mi opinión, quien viola derechos humanos en la lucha contra el terrorismo no es en realidad un héroe de ningún tipo, pues pierde legitimidad al igualarse con aquello que combate.

El Batman de Nolan tiene, pese a las licencias que se toma, un límite moral: secuestra, golpea ilegalmente a un detenido e intercepta las comunicaciones (todo ello censurable); pero evita el asesinato selectivo, pues es incapaz de matar al Joker cuando lo tiene a su merced. El Joker sabe que su victoria final consistiría en ser asesinado por Batman pues ello terminaría por corromperlo del todo, y convertirlo en su igual. Batman también lo sabe. ¿Lo sabrán Bush y Cheney?

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