jueves, 5 de junio de 2008

Leopoldo María Panero: La maldad nace de la supresión hipócrita del gozo

Leopoldo María Panero es uno de los últimos poetas malditos de nuestro tiempo. Hijo del poeta franquista Leopoldo Panero, militó en el Partido Comunista, sufrió prisión y alcoholismo, ha sido diagnosticado como esquizofrénico y vive, por voluntad propia, en un psiquiátrico. Es también un creador lúcido y alucinado, del que cito un ejemplo:

LA MALDAD NACE DE LA SUPRESIÓN HIPÓCRITA DEL GOZO

Una cucaracha recorre el jardín húmedo
de mi chambre y circula por entre las botellas
vacías:
la miro a los ojos y veo tus dos ojos
azules, madre mía.
Y cantas, cantas por las noches parecida a la locura,
velas
con tu maldición para que no me caiga dormido,
para que no me olvide
y esté despierto para siempre frente a tus
dos ojos
azules, madre mía.

Pueden leer más poemas de Leopoldo María Panero aquí y aquí. El poeta (y sus hermanos Michi y Juan Luis) aparecen en dos memorables documentales: El desencanto (1975) de Jaime Chávarri y Después de tantos años (1994) de Ricardo Franco. El primero es una película sobre su familia, en donde se derrumba el mito de esa institución tal como era concebida bajo el franquismo. En el segundo, Panero luce muy deteriorado, aquejado ya por la esquizofrenia y bajo los efectos de los medicamentos; y sin embargo, se da tiempo para pronunciar algunas frases duras y radiantes. En el 2004, Enrique Bunbury, Carlos Ann, José María Ponce y Bruno Galindo editaron un par de CDs en homenaje a Panero en los que musicalizaban, cantaban y / o recitaban 30 poemas suyos. Bunbury y Ann participan también en el corto documental Un día con Leopoldo María Panero, dirigido por Jacobo Beut, que no ha estado exento de críticas. Las críticas son de dos tipos: unos objetan a Bunbury y Ann haber desaprovechado el tiempo con Panero hablando de generalidades y banalidades; otros reprochan al corto (y también al largo de Ricardo Franco) proyectar una imagen penosa del poeta con intenciones mórbidas. Los defensores del corto destacan la distensión e informalidad de la charla, e invocan un afecto sincero de Bunbury y Ann hacia el poeta. La defensa de Después de tantos años es más compleja, pues en Ricardo Franco había una indudable inclinación hacia la oscuridad y la sordidez; no es extraño que, siendo fiel a sí mismo, mirara en esas direcciones al abordar a los hermanos Panero.

A continuación, un fragmento de El desencanto, donde habla Leopoldo María:




y otro de Después de tantos años:


1 comentario:

Blanca Oraa Moyua dijo...

Panero padece una sobredosis de inteligencia que me resulta interesantísima. Gracias por el post.

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