jueves, 22 de octubre de 2009

12 hombres sin piedad (Mikhalkov)


La versión de Mikhalkov tiene variantes muy particulares: el joven procesado es checheno y se le acusa de haber matado a su padre adoptivo: un oficial del ejército ruso. El jurado está integrado casi enteramente por rusos. Mikhalkov se reserva el papel del presidente del jurado, quien es un ex militar ruso aficionado a la pintura. La sesión tiene lugar en una sala improvisada al interior del gimnasio de una escuela, lo que le permite al director jugar con algunos elementos de la escenografía (redes, pelotas, aparatos para ejercicios, etc.). A diferencia de las otras versiones, aquí no hay concentración de espacio, tiempo y acción: la sesión del jurado se alterna con imágenes del acusado en prisión, y del mismo acusado cuando era niño, durante la guerra entre rusos y chechenos. A diferencia también de las versiones de Lumet y Friedkin, aquí importa menos la lógica de la argumentación, y más las emociones expresadas por los miembros del jurado, quienes cuentan casi por turno su propia historia, que se vincula de un modo emocional, no racional, con el caso. Se apuesta en todo momento por una deliberada sobredramatización. Otra diferencia: el señalamiento de quienes serían los verdaderos asesinos; en este caso: unos especuladores inmobiliarios.

Hay también –como se habrá notado a partir de esta descripción- un simbolismo y una carga ideológica más explícitos que en las versiones norteamericanas. Vuela por el interior del gimnasio un simbólico pajarito que se ha metido allí, y que al final uno de los personajes otorga la posibilidad de libertad, abriendo las ventanas y dirigiéndole una frase solemne: “lo importante es que seas libre de elegir: puedes irte o quedarte”. Pareciera que así expresara Mikhalkov su opinión sobre el problema ruso-checheno; pero la cosa no es tan simple. Mikhalkov interpreta, como he dicho, al presidente del jurado (un ex militar ruso, igual que el padre adoptivo asesinado) quien sostiene que el joven checheno corre el peligro de morir a manos de la mafia de especuladores capitalistas si lo dejan en libertad, opinando por ello que estaría mejor en prisión. Como el resto de los miembros del jurado no comparten su punto de vista y dan al final la libertad al acusado, el viejo militar se ofrece como nuevo padre adoptivo al joven checheno, resolviendo de este modo aparentemente la situación de peligro en que se encuentra el muchacho fuera de la cárcel. Ahora bien, ¿el joven checheno no representaría acaso a Chechenia en peligro de caer bajo las garras de Occidente?; ¿el "bondadoso" ex militar ruso no estaría representando a Rusia, dispuesta a seguir "adoptando" a Chechenia por su propio bien?. Bajo este punto de vista "paternalista" (¿o colonialista?), ¿qué le convendría a Chechenia?, ¿"quedarse" o "irse"?

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